Siguiendo con el calendario de orientación a pie de este año, el sábado 28 de marzo participé en la prueba disputada en los pinares de San Jorge, a medio camino entre Zaragoza y Huesca, junto a la autovía. En este mapa siempre había tenido buenas participaciones, es un mapa con bastante relieve y una cobertura de pinar homogénea y muy contínua.
Con muy buen tiempo, otra vez, comencé la prueba con la ilusión de continuar con la misma tónica de buenas actuaciones de las últimas pruebas y la confianza de correr en un mapa en el que me desenvolvia bien. Al mirar el recorrido me llamó la atención la cantidad de veces que se cruzaban los tramos entre balizas, el recorrido constaba de tres bucles que compartían una misma baliza por la que había que pasar tres veces. Había que olvidarse del tradicional recorrido cuasi circular y prestar mucha atención a la baliza que tocaba buscar.
Resuelta esta primera dificultad enseguida me centré en el recorrido. El primer bucle, de cinco balizas, resultó ser el más cómodo y rápido y me costó casi 40 minutos. Evidentemente algo iba mal: o iba muy despacio o el recorrido iba a ser muy largo. Algo asustado continué tratando de racionalizar esos tiempos y pensando que las prestaciones eran muy similares a otras pruebas, sin fallos gruesos y acertando en la orientación fina. Eso sí, en el tramo de la baliza cuatro a la cinco me di cuenta de que los pinares habían cambiado mucho desde la primera vez. Ahora eran muy poco penetrables. Los troncos estaban completamente tapizados de ramas secas casi desde la base y estas ramas se entrecruzaban con las de los troncos proximos y el tránsito por el pinar era muy incómodo.
El segundo bucle, de seis balizas, fue el más técnico y entretenido, de tramos bastante homogéneos en distancia y dificultad. Se desarrollaba por la parte más occidental del mapa, quizá la de mejor terreno para la orientación, y fue la parte más bonita de la prueba. Emplé 43 minutos en hacer el bucle.
El tercer bucle de cinco balizas, era de tramos largos y las fuerzas y las ganas comenzaban a flaquear. Ya llevaba una hora y media y en este horario es cuando debía terminar, pero hoy, todavía quedaba mucha prueba. No perdí concentración pero la elección de ruta comenzó a ser menos eficiente y buscando siempre terrenos cómodos, huyendo del pinar con el que ya estaba cansado de luchar. Iba más despacio buscando más referencias y por rutas menos directas. Este bucle y las dos últimas balizas lo hice pensando en terminar. Este último bucle me costó 45 minutos. Finalmente, manteniendo unas prestaciones bastante constantes, y sin errores de bulto llegué a meta empleando 2 horas y 16 minutos. Hacia años que no superaba la frontera de las 2 horas (desde los tiempos oscuros del dificil aprendizaje, de las salidas de mapa y de las pérdidas de ubicación en el terreno).
Con muy buen tiempo, otra vez, comencé la prueba con la ilusión de continuar con la misma tónica de buenas actuaciones de las últimas pruebas y la confianza de correr en un mapa en el que me desenvolvia bien. Al mirar el recorrido me llamó la atención la cantidad de veces que se cruzaban los tramos entre balizas, el recorrido constaba de tres bucles que compartían una misma baliza por la que había que pasar tres veces. Había que olvidarse del tradicional recorrido cuasi circular y prestar mucha atención a la baliza que tocaba buscar.
Resuelta esta primera dificultad enseguida me centré en el recorrido. El primer bucle, de cinco balizas, resultó ser el más cómodo y rápido y me costó casi 40 minutos. Evidentemente algo iba mal: o iba muy despacio o el recorrido iba a ser muy largo. Algo asustado continué tratando de racionalizar esos tiempos y pensando que las prestaciones eran muy similares a otras pruebas, sin fallos gruesos y acertando en la orientación fina. Eso sí, en el tramo de la baliza cuatro a la cinco me di cuenta de que los pinares habían cambiado mucho desde la primera vez. Ahora eran muy poco penetrables. Los troncos estaban completamente tapizados de ramas secas casi desde la base y estas ramas se entrecruzaban con las de los troncos proximos y el tránsito por el pinar era muy incómodo.
El segundo bucle, de seis balizas, fue el más técnico y entretenido, de tramos bastante homogéneos en distancia y dificultad. Se desarrollaba por la parte más occidental del mapa, quizá la de mejor terreno para la orientación, y fue la parte más bonita de la prueba. Emplé 43 minutos en hacer el bucle.
El tercer bucle de cinco balizas, era de tramos largos y las fuerzas y las ganas comenzaban a flaquear. Ya llevaba una hora y media y en este horario es cuando debía terminar, pero hoy, todavía quedaba mucha prueba. No perdí concentración pero la elección de ruta comenzó a ser menos eficiente y buscando siempre terrenos cómodos, huyendo del pinar con el que ya estaba cansado de luchar. Iba más despacio buscando más referencias y por rutas menos directas. Este bucle y las dos últimas balizas lo hice pensando en terminar. Este último bucle me costó 45 minutos. Finalmente, manteniendo unas prestaciones bastante constantes, y sin errores de bulto llegué a meta empleando 2 horas y 16 minutos. Hacia años que no superaba la frontera de las 2 horas (desde los tiempos oscuros del dificil aprendizaje, de las salidas de mapa y de las pérdidas de ubicación en el terreno).
Cuando vi en la clasificación que el ganador de la categoría H-35 había empleado 1 hora 47 minutos, confirmé las suposición inicial de que la prueba era demasidao larga para los estándares habituales (1 hora para el ganador). En la primera clasifciación provisional estaba tercero, al final, quedé en quinta posición, un "top five" que mojaraba el "top ten" de Luco pero a mayor distancia del ganador (29 minutos).
Ahora toca descansar de orientación. El calendario se reanuda en Junio y, después, con el grueso de las pruebas en Octubre y Noviembre. Cuando retomemos la temporada estas pruebas parecerán de la temporada anterior.
0 comentarios:
Publicar un comentario