Esquí de Travesía en Benasque (28/02-01/03 de 2009)

Desde el fin de semana del 5 y 6 de abril del 2008 no había podido dedicar un fin de semana completo al esquí de travesía (bueno, ni siquiera un día suelto) por lo que ya tenía ganas de foquear y sentir de nuevo el cansancio de subir el material para después poder bajar sobre él, en un suspiro, lo que tantas horas cuesta subir.

Por distintos motivos he tenido que esperar hasta el último fin de semana de febrero de 2009 para volver a esquiar en la montaña. Disponiendo del fin de semana libre, el jueves bajé al club (Club Montaña Pirineos) para concretar con los habituales del esquí de travesía la actividad a realizar. Pero, como casi siempre, el plan resultó demasiado escueto y se resumió en quedar en Benasque a las diez de la mañana del sábado.

Con una predicción meteorológica ni buena ni mala (peor para el domingo) subí a Benasque y me reuní con el grupo. Durante el almuerzo fuimos perfilando la actividad a realizar, que se concretó en la ascensión al Pico Fouillouse (2722mts) una cota de escasa importancia situada en el cordal que delimita el valle de Remuñe por el norte, al oeste del Mall Pintrat.

Dejamos los coches en el desvío de acceso a la estación de esquí de fondo de Llanos del Hospital y comenzamos a foquear sobre la nieve acumulada encima de la carretera hasta alcanzar el barramco de Remuñe. El día no era malo pero estaba nublado y gris. Remontamos el bosque por la margen izquierda del barranco tomando altura para poder superar el estrangulamiento al final de la Pleta del Capellán y continuamos remontando el barranco hasta el ibonet de Remuñe, del que solo se adivinaba la cuenca donde se asienta ya que estaba totalmente cubierto de nieve. Aquí paramos porque había que abandonar el fondo del barranco para iniciar el ascenso al noreste hacia el Pico Fouillouse y el itinerario no parecía demasiado claro. Tras unos pocos metros de ascenso decidimos abandonar el plan. Había comenzado a soplar un viento frío que estaba helando la nieve, una dificultad adicional a un descenso desconocido, y no sabíamos con certeza cual era el pico, por lo que renunciamos al ascenso y continuamos hacia el portal de Remuñe (collado que separa los valles de Lliterola y Remuñe) una actividad mucho más amable y conocida. Aún quedaba mucho desnivel por ascender y las condiciones de la nieve retrasaron la dinámica del grupo que se fragmentó dispersándose antes de alcanzar el collado.

Una vez en el collado, con una meteorología estable, la ascensión del Perdiguero resultaba tentadora pero, era demasiado tarde. Tras reagruparnos iniciamos el descenso. La mejor parte eran las palas que descendian hasta el fondo del valle de Remuñe pero la nieve estaba helada y sólo las pendientes más abrigadas permitían esquiar con confianza. Después, encajados en el valle, con nieve más blanda, hacer giros resultó dificil porque perdías la poca velocidad que te daba la pendiente.

El domingo amaneció con el mismo ambiente del sábado, gris y nublado, quizá con menos visibilidad hacia el fondo del valle de Benasque. El plan habia quedado concretado el día anterior (raro,raro) y consistia en ascender, desde Ampriú, por el valle de Ardonés hacia la Tuca de Roques Trencades marcando una huella que pudiera ser seguida por los cursillistas que estaban realizando el curso de esquí de travesia del Club.

Las cosas se torcieron pronto ya que el grupo de "no cursillistas" no salió agrupado del aparcamiento de Ampriú con lo que en el punto dificil del valle de Ardonés (al salir del bosque) el primer grupo descendió hacia el curso del río para remontar por la vaguada hacia la Tuca de Roques Trencades (como se había acordado) pero el segundo grupo continuó ascendiendo por las laderas orientales del valle hacia el pico Castanesa. Todo se solucionó renunciando a la Tuca de Roques Trencades y ascendiendo todo el grupo hacia el Pico Castanesa. Finalmente la escasa visibilidad hizo que tanto cursillistas como no cursillistas terminásemos renunciando también al pico Castanesa.