14 agosto 2010

GPS (2)

Accidentalmente surgió el tema del GPS y su utilidad. Al respecto yo ya había sacado algunas conclusiones pero no me resultó sencillo concretarlas y exponerlas. Voy a tratar de clarificarlas.
Ya sabemos que el GPS es un receptor de ondas de radio que determina su ubicación en unas coordenadas terrestres a partir de las señales emitidas por una constelación de satélites (NAVSTAR), por tanto, lo único que suministra son unas coordenadas de ubicación. La utilidad del GPS dependerá, por tanto, de la capacidad de cada usuario para dar utilidad a esas coordenadas.
Dos son, básicamente, las formas de dar utilidad a unas coordenadas de ubicación:
A.- Trasladar esas coordenadas a un mapa topográfico y, una vez conocida la ubicación dentro del mapa, tomar decisiones sobre itinerarios en función de la información contenida en el mismo.
B.- Suministrar al receptor GPS unas coordenadas de destino y "navegar" desde las coordenadas de ubicación a las coordenadas de destino.
A.- Ubicar las coordenadas suministradas por el receptor GPS dentro de un mapa topográfico resulta inmediato si el aparato GPS soporta la utilidad de visualización de mapas topográficos digitalizados. En este caso las coordenadas se superponen dentro de la imagen del mapa. No obstante esta utilidad tiene el gran inconveniente del reducido espacio de terreno que puede visualizarse en la pantalla, tan pequeño, que no permite tener información relevante sobre el terreno en el que queremos desplazarnos y por tanto tomar decisiones sobre el itinerario a seguir.
Para solucionar este inconveniente podríamos trasladar las coordenadas suministradas por el GPS a un mapa en papel, un proceso laborioso e incómodo en las condiciones en las que debe realizarse en plena naturaleza. Requiere, por un lado, material para medir con precisión los grados y minutos de las coordenadas y proyectar esas medidas dentro del mapa; y por otro, una superficie plana donde poder desplegar el mapa.
Este complejo proceso de traslación de coordenadas al mapa puede sustituirse facilmente por la lectura directa del mapa que, una vez orientado, y por posición relativa de las unidades de relieve más importantes nos permite ubicarnos con suficiente precisión. Si sabemos leer el mapa podemos renunciar al peso del GPS.
B.- Suministrar al GPS unas coordenadas de destino y "navegar" hacia esas coordenadas siguiendo la flecha de dirección indicada por el aparato es la otra forma de dar utilidad a las coordenadas de ubicación.
El GPS es utilizado básicamente como instrumento de "navegación", es decir para "navegar" siguiendo la dirección indicada por el aparato desde las coordenadas de ubicación a las coordenadas de destino. El software de navegación del aparato nos proporciona información sobre la dirección y distancia a la que se encuentran las coordenadas de destino, sin embargo, esta información no siempre es útil, en primer lugar por los errores de medición del propio GPS y en segundo lugar por las limitaciones que el relieve impone a la "navegación" terrestre.
No podemos caer en la tentación de creer que las coordenadas suminstradas por el GPS nos van a llevar hasta el puente sobre un torrente infranqueable o hasta el collado que nos permitirá franquear un cordal. Los errores de medición del propio GPS que pueden duplicarse al hacer sucesivas mediciones (mi GPS mide con cierto error unas coordenadas medidas por otro GPS con anterioridad con cierto error) pueden dirigirme lo suficientemente lejos de la correcta ubicación del paso para franquear la dificultad que comprometa seriamente la actividad si las condiciones no son favorables (escasa visibilidad, tormenta, dificultades orográficas intermedias...).
Por otro lado la información sobre la distancia es relativa ya que se trata de una distancia lineal entre dos puntos sin tener en cuenta el relieve entre ambos, es decir, las subidas y bajadas que hacen más largo el recorrido. Y por último la facilidad y comodidad de seguir la flecha puede convertirse en una continua fuente de dificultades. La flecha no lee el terreno y puede mandarnos por la pendiente más pronunciada cuando la senda asciende en suaves lazadas por un itinerario poco lógico para llegar al destino; o puede hacernos cruzar un torrente por una zona comprometida cuando existe un vado cómodo o incluso un puente y; en el peor de los casos, puede dirigirnos a relieves infranqueables.

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