14 agosto 2008

Everest 1996

Desde que en 1985 Dick Bass, un rico tejano de cincuenta y cinco años de edad y escasa experiencia en montaña, ascendiera al Everest guiado por el escalador David Breashears, la comercialización de la ruta normal del Everest (la cima más alta de la tierra con 8848mts) ha convertido su ascensión en algo muy distinto al objetivo deportivo de los primeros ascensionistas.

El creciente número de expediciones comerciales que cada año intentaba el Everest por la ruta del collado sur estaba alimentando una creciente polémica entre quienes pensaban que con este planteamiento se pierde el espíritu que debe acompañar a toda actividad en montaña y quienes pensaban que todo puede ser comercializado si se llega a un acuerdo entre partes.

Los trágicos acontecimientos sucedidos en la primera de 1996 que afectaron a dos expediciones comerciales fueron el detonante de una tormentosa polémica que estaba latente desde hacia algunos años. La publicación del libro de Jon Krakauer ("Into thin air")(periodista y cliente de una de las expediciones comerciales que sufrieron la tragedia) levanto una airada controversia sobre el comportamiento de uno de los guias (Anatoli Bukreev) y sobre las heroicas acciones de rescate de las que fue protagonista.El debate no se centró en si estas expediciones, dado el alto riesgo que conllevan para guias y clientes, están justificadas o no; se centró en el comportamiento concreto de un guia (Anatoli Bukreev) y en la defensa que este hizo del mismo privando al debate de lo mas sustancioso del mismo.

Acabo de terminar el libro “Everest 1996” (Ediciones Desnivel) en el que Anatoli Bukreev cuenta su versión de los hechos y ofrece una explicación sobre su comportamiento .

Ya había leído el libro de Jon Krakauer (publicado en castellano por Ediciones B,S.A con el título “Mal de altura”) y estaba al tanto de la polémica que se había suscitado con su comportamiento. Para contrastar lo que recordaba del asunto con las argumentaciones de Bukreev ha vuelto a releer el libro de Krakauer y el fondo de la cuestión es bastante sencillo: para Krakauer el comportamiento de Bukreev no se ajustó a las expectativas que un cliente tiene de lo que debe hacer un guía.

Jon Krakauer dice en su libro: “Anatoli (Bukreev) había dejado la cima alrededor de las 14:00 y poco después se vio metido en el atasco del escalón Hillary. Tan pronto como quedó libre, Boukreev descendió a toda prisa por la arista sureste sin esperar a los clientes”.“Guias experimentados criticarían después su decisión de bajar tan por delante de sus clientes, un comportamiento nada ortodoxo para alguien de la profesión”. Mas adelante dice “El que Bukreev no usase oxígeno hacía que la susceptibilidad al frío se viese agravada; sin él no podía quedarse esperando en la cima a que llegaran los clientes lentos, pues se arriesgaba a una hipotermia y a sufrir congelaciones”(Capítulo 15 La Cima).

Con esta descripción de su comportamiento Bukreev aparece como una persona individualista (que toma decisiones por su cuenta) e irresponsable, poco comprometida con la seguridad de sus clientes.

Lo cierto es que, a primera vista, este comportamiento resulta poco ortodoxo, pero la lectura de “Everest 1996” aporta matices de gran alcance para comprender la situación y tener mejor criterio para decidir si es adecuado o no (las escasas líneas que el libro dedica a la justificación que Bukreev hace de su comportamiento no son suficientes para entender el alcance de las mismas).

En "Everest 1996" Bukreev termina diciendo que el guía de altura en el Everest ( o por encima de los 8000 metros) no está en disposición de garantizar la seguridad de un grupo de personas que tiene poca o ninguna experiencia en las montañas más altas de la tierra a causa de la aplastante complejidad de las circunstancias de la naturaleza y del quebranto físico que impone la altitud. Se adivinan dos razones principales:

En primer lugar porque el guía está sometido a los mismos riesgos que el cliente. La altura y el frío van deteriorando el organismo robándole las fuerzas ( en la “zona de la muerte” el organismo se deteriora incluso en reposo). La hipoxia y la hipotermia le afectan igual que al cliente comprometiendo su propia vida.

Así dice Bukreev en su libro “si te quedas inmóvil a esta altitud pierdes las fuerzas con el frío y acabas incapacitado para la acción”(Capítulo 21 La locura mediática). El guía no es un superman, está sujeto a los mismos riesgos que el cliente (hipoxia, edema cerebral, hipotermia, desorientación por la oscuridad o la tormenta ...) “ si me hubiera encontrado más arriba en la montaña cuando la tormenta se desató con plena fuerza, es muy probable que yo hubiera muerto con los clientes. Lo creo honestamente. No soy ningún superman. Todos podríamos haber muerto con ese tiempo”(Capítulo 21 La locura mediática). (Las muertes de Scott Fischer, Rob Hall y Andy Harris, todos ellos guías, así lo atestiguan).

En segundo lugar porque es muy difícil que el guía pueda sacar, él sólo, a un cliente de la montaña arrastrándolo. La realidad confirma esta idea (Rob Hall no pudo descender él sólo a su cliente por el escalón Hillary. Tampoco Mike Groon pudo arrastrar a Yasuko Namba por el collado sur hasta el campamento IV).

Anatoly Bukreev, claro ejemplo de la escuela soviética de alpinismo, era de la opinión de que el cliente debía tener la suficiente autonomía para progresar por la montaña con seguridad sin que tuviera que ir un guía detrás de él todo el tiempo. Esperar al cliente no significa que puedas ayudarlo, es difícil tener éxito si el cliente no aporta nada de su parte ( por agotamiento o falta de oxígeno artificial) y el guía puede sufrir en cualquier momento los efectos de la altura, la falta de oxígeno o el mal tiempo.

La única ayuda posible en estas condiciones, como se adivina del comportamiento de Bukreev, debe venir de abajo: aportando oxigeno extra de los depósitos inferiores o ayudando en el descenso de los últimos metros antes del campamento de altura.”Mi idea era que yo no sería de ninguna utilidad si esperaba allí arriba, helándome de frío. Era mas práctico que yo volviera al campamento IV a fin de estar en condiciones de subir oxígeno a los escaladores que retornaban, o de ayudarles si alguno se debilitaba en exceso”.”Scott me autorizó a descender, a fin de estar preparado para subir en caso necesario. Ese fue el plan y funcionó”(Capítulo 21 La locura mediática).

Krakauer en su libro cuestiona el comportamiento de Bukreev desde la perspectiva de lo que espera un cliente que debe hacer el guía. Bukreev en el suyo aporta las razones que le llevaron a tomar esas decisiones que están basadas en un conocimiento sobre la problemática de la actividad a grandes alturas que está fuera de la alcance de la mayoría de las personas. En este sentido resulta muy revelador ya que si somos capaces de olvidar nuestras expectativas y renunciar a nuestros prejuicios podremos entender los condicionantes de la escalada a gran altitud y los escasos márgenes que deja para realizarla con seguridad.

Pueden convencer o no pero la realidad de lo que ocurrió le da la razón. Todos los clientes de su expedición comercial salvaron la vida (sólo murió Scott Fischer, guia y jefe de la misma). Dos clientes y dos guias de la expedición de Krakauer, con un comportamiento ortodoxo, perdieron la vida en las mismas circunstancias.

Para mas informacion:

http://outside.away.com/outside/destinations/199609/199609_into_thin_air_1.html
http://www.montanismo.org.mx/articulos.php?id_sec=12&id_art=300&id_ejemplar=135

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